Me encanta esto, porque aunque no lo parezca, es el tablón de anuncios de un instituto, por no salirnos de nuestro entorno por ejemplo, pero aquí lo que anunciamos es sensibilidad y emoción.
Hoy cuando iba para el trabajo, me iba preguntando a mí misma, ¿porqué elegí esta profesión? mi vida académica en ningún momento iba encaminada a la docencia, yo estudié veterinaria, y dentro de esto la especialidad de tecnología de los alimentos, porque a mí lo que me gustaba y apasionaba (y nunca ha dejado de hacerlo) era trabajar en un laboratorio cacharreando y analizando alimentos, y cuando tenía 25 años era como veía mi vida, pero, no sé si el destino o los avatares, me pusieron, de repente, mediante una llamada telefónica, aquí en elJuan de Aréjula, en un aula con un grupo de alumnos con mucha vida, rodeada de maniquís, de camas hospitalarias, camillas, jeringuillas, esfigmomanómetros y materiales sanitarios varios. Yo no sabía que tenía que hacer, dar clases de enfermería me dijeron... ¿cómo? ¡pero si yo soy veterinaria! Fue mi primera vez, una sustitución por una baja maternal de la que hoy día es mi jefa de departamento. Cuando terminé, un 26 de febrero, me dí cuenta que eso era lo que quería hacer, ese era el trabajo que quería tener, y no sólo por lo que piensan muchos: buenísismas vacaciones (que es una realidad para que nos vamos a engañar), sin jornada partida y sin un jefe directo que espere rendimientos "ipso facto". No, era porque para mí ir al trabajo, no era tal rutina y pesadez, era ir a reunirme con un grupo de gente que me aportaba mucho, frescura, esfuerzo, interés, ganas de hacer las cosas bien, había "retroalimentación" que es lo que buscamos muchas veces: yo doy pero también me dan. Y así, pasaron los años, aquí los contamos por cursos, por algunas provincias andaluzas y ciudades de la misma comunidad, cada curso un grupo diferente, cada día una vivencia distinta.
Y hoy, después de 7 años en el mundo de la docencia, vuelvo otra vez al Juan de Aréjula, los alumnos son otros, pero con la misma, sino más, calidad humana, que me hacen cada día y en los momentos difíciles sobre todo, seguir estando al pie del cañón, cumplir sus expectativas, enseñarles todo lo que yo sé, que probablemente no sea demasiado, y no sólo en el terreno profesional sino en el mundo de las emociones: yo soy su tutora pero ante todo soy una persona y no puedo dejarme atrás lo que va conmigo y en tantas horas compartidas esas son cosas que no se pueden ni se deben ocultar, además que ellas (que son la mayoría) me hacen sentirme tan cómoda que estoy en mi segunda casa.
Así, que podéis contar conmigo para lo que queráis, eso ya lo sabéis y deciros desde este rincón que me siento muy orgullosa de ser la que más horas os aguante y comparta con vosotros.
Y cuando llegaba al instituto esta mañana, dí con la respuesta que ya había mascado otras veces en mi interior: sois mi compañía y un estímulo de mi vida, y gracias, a no sé quién, por haberme puesto en esta profesión y hacerme elegirla por cómo me siento cuando la llevo a cabo y no sólo por los incentivos materiales. Ya formáis parte del libro de mi vida...